Una antigua tradición escrita en griego en el siglo VII cuenta lo siguiente acerca de Santa Bárbara:
Era hija de un tipo de tremendo mal genio llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al cual le había mandado colocar dos ventanas. La santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas de la Santísima Trinidad. Pero esto enfureció más a su incrédulo papá.
El furioso Dióscoro, como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano o no creyente, permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada, los enemigos de la religión. Por eso la pintan con una espada, y con una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos.
Y dice la antigua tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por eso a santa Bárbara le reza la gente para verse libre de los rayos de las tormentas.
Dicen que junto a ella fue martirizada su amiga Juliana, y que en su sepulcro se obraron muchos milagros.
También añade la antigua tradición que lo último que santa Bárbara pidió a Dios fue que bendijera y ayudara a todos los que recordaran su martirio.
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